Si bien son cada vez más las escuelas, autoridades, docentes e incluso padres de familia que han cambiado su punto de vista sobre la educación. Los obstáculos comunes al implementar metodologías activas siguen siendo el elefante en la habitación.
Poco hablamos de dichos obstáculos en la educación preescolar, primaria, secundaria, etc. Pero, conocerlos y abordarlos, es fundamental para revertirlos y progresar. A continuación, profundizaremos en cuáles son los obstáculos más frecuentes al aprendizaje activo.

1. Resistencia al cambio por parte de los docentes
Uno de los retos comunes en la implementación de metodologías activas es la resistencia natural que puede surgir en los docentes. Esto no siempre se debe a una actitud negativa, sino al temor de salir de su zona de confort. Y es que muchos profesores fueron formados bajo un modelo tradicional, donde el docente es el emisor del conocimiento y el estudiante el receptor pasivo.
Las metodologías activas demandan que el profesor asuma un rol más complejo. Esto como facilitador, mediador, diseñador de experiencias y evaluador constante. Este cambio puede generar ansiedad si no se cuenta con formación adecuada ni apoyo institucional
2. Falta de formación
Implementar metodologías activas requiere de conocimientos pedagógicos, dominio de estrategias específicas y habilidades de gestión del aula. Lamentablemente, estos requisitos no siempre se desarrollan en la formación inicial ni en la capacitación continua.
De hecho, en muchos países, los programas de actualización docente están centrados sólo en contenidos curriculares. Pocos son los que profundizan en el uso de metodologías activas. Esto deja a muchos maestros sin recursos ni acompañamiento para hacer una transición efectiva.
3. Infraestructura y recursos limitados
Las metodologías activas requieren de espacios físicos flexibles, materiales didácticos variados y acceso a tecnología. Además, de que en algunas ocasiones el aprendizaje activo requiere de tiempos escolares más amplios.
Lamentablemente, la realidad de muchas escuelas, sobre todo rurales, presenta limitaciones importantes. Entre los obstáculos comunes al implementar metodologías activas están las aulas con muchos alumnos, mobiliario tradicional, escasez de materiales y falta de internet, electricidad o agua.
Estas condiciones dificultan actividades como el trabajo en equipo, el uso de recursos digitales o la realización de proyectos. Además, de que el mismo entorno como la comunidad también puede considerarse como uno de los obstáculos comunes al implementar metodologías activas.
4. Falta de tiempo para planificar
El diseño de experiencias de aprendizaje activo demanda más tiempo y recursos que una clase tradicional. Elaborar un proyecto, seleccionar materiales, prever distintos ritmos de aprendizaje y planificar una evaluación profunda son tareas que requieren dedicación.
En sistemas educativos sobrecargados de contenidos, con muchas horas frente a grupo y múltiples tareas administrativas, el tiempo para planificar es escaso. Esto puede hacer que los docentes se sientan frustrados al aplicar estas metodologías en educación preescolar.
5. Evaluación tradicional
La evaluación es un componente clave del proceso educativo, y muchas veces representa uno de los obstáculos comunes al implementar metodologías activas. En numerosos sistemas escolares, se sigue privilegiando la evaluación sumativa convencional lo que entra en contradicción con los principios del aprendizaje activo.
Cuando se pretende desarrollar competencias como el pensamiento crítico, la colaboración o la creatividad como en educación preescolar, se requiere de instrumentos de evaluación más complejos. La presión por calificar con números, entregar promedios y cumplir con estándares puede frenar estos esfuerzos.
6. Cultura escolar conservadora
En muchas instituciones persiste una cultura centrada en la obediencia, la disciplina rígida y la transmisión unidireccional del conocimiento. Las metodologías activas, por el contrario, promueven el diálogo, la interacción, la autonomía y el error como parte del aprendizaje.
Esto puede generar tensiones dentro de la comunidad educativa, especialmente cuando hay familias, directivos o colegas que no comprenden ni apoyan el enfoque. A veces, los mismos estudiantes se sienten desconcertados por lo que pueden volverse obstáculos comunes al implementar metodologías activas.

7. Desigualdad en el acceso a tecnología
Aunque no todas las metodologías activas requieren tecnología, muchas de ellas se ven fortalecidas, por ejemplo, en la clase invertida, la gamificación o el aprendizaje autónomo. Lamentablemente, la brecha digital sigue siendo un obstáculo importante.
Los estudiantes que no tienen computadora en casa, acceso a internet o habilidades digitales mínimas enfrentan una desventaja. Esto es más grave aún, por ejemplo, en comunidades rurales o de escasos recursos como pasa con la educación preescolar, primaria, etc.
8. Falta de acompañamiento institucional
Un cambio metodológico no puede depender únicamente de la voluntad individual del docente. Requiere de una visión institucional clara, liderazgo pedagógico, trabajo en equipo y acompañamiento de las autoridades públicas.
Cuando las autoridades escolares no brindan apoyo, no promueven espacios de formación ni facilitan tiempos de planificación, el cambio se vuelve cuesta arriba. Muchas veces, los docentes innovadores se sienten solos, aislados o incluso desmotivados, al no ver respaldo o incluso, al ver burlas y rechazo.
9. Dificultades en el trabajo colaborativo
El aprendizaje activo suele basarse en dinámicas colaborativas, tanto entre alumnos como entre docentes. Aunque, no todos están preparados para trabajar en equipo. En el caso de los estudiantes, puede haber conflictos, falta de habilidades sociales o escasa experiencia previa. En el caso de los docentes, el trabajo colegiado a veces se ve obstaculizado por la falta de tiempo, diferencias de enfoque o cultura profesional individualista.
Pero eso no es todo, también encontramos en los obstáculos comunes al implementar metodologías activas la inclusión de los padres. Y es que la apatía o la falta de tiempo de los padres o de la comunidad pueden obstaculizar el aprendizaje activo de los estudiantes.
10. Expectativas poco realistas
A veces, la implementación de metodologías activas se hace con una expectativa idealizada de resultados inmediatos. Si estos efectos no se observan en poco tiempo, puede surgir la desmotivación de los involucrados como docentes, alumnos y padres de familia.
El aprendizaje activo es un proceso a mediano y largo plazo, que requiere ensayo y error, ajustes constantes y paciencia. No todos los estudiantes se adaptan de inmediato, ni todos los proyectos funcionan a la primera. Así que la paciencia también puede ser parte de los obstáculos comunes al implementar metodologías activas.