Durante los primeros años de vida se establecen las bases del desarrollo cognitivo, emocional, social y físico las cuáles, influyen en la manera de aprender y relacionarse de los niños con el mundo.
Para que esto suceda, el programa de la educación inicial debe ser de calidad. Pero ¿Qué es lo que incluye un programa educativo de calidad en la educación inicial? ¡Aquí te lo contamos!
Un enfoque centrado en el niño
El corazón de cualquier programa educativo en la primera infancia debe ser el reconocimiento del niño como protagonista de su propio aprendizaje. Esto implica, en primer lugar, comprender que el desarrollo no se mide únicamente en términos de conocimientos académicos, sino de manera integral. Esto a través del desarrollo de habilidades cognitivas, lenguaje, emociones, motricidad, convivencia y creatividad.
Al mismo tiempo, es fundamental respetar los ritmos individuales. Cada niño avanza de forma distinta, a su propio ritmo. Un programa rígido, que impone estándares inflexibles o comparaciones, termina dañando la autoestima infantil. Por ello, la flexibilidad y la atención personalizada son requisitos indispensables de un programa educativo de preescolar.
Currículum integral y pertinente
El programa debe contar con un plan curricular claro que especifique objetivos, aprendizajes esperados y competencias a desarrollar en cada etapa de edad. Estos aprendizajes deben estar alineados con el modelo educativo actual conocido como la Nueva Escuela Mexicana.
Dentro de los contenidos esenciales se encuentran:
- El desarrollo del lenguaje y la comunicación.
- Las nociones iniciales de matemáticas.
- La estimulación de la curiosidad científica.
- La expresión artística.
- La creatividad y la imaginación.
- La independencia y los hábitos de cuidado personales.
Un aspecto clave que muchas veces se pasa por alto es la contextualización cultural. Los programas de calidad reconocen el entorno de los niños: incorporan su lengua materna, sus tradiciones, sus costumbres y la realidad social de su comunidad.
Metodologías activas y significativas
La forma en que se enseña es tan importante como los contenidos. En la primera infancia, la metodología debe estar centrada en el juego, ya que esta es la vía natural de aprendizaje. Un programa educativo de calidad en la educación inicial entiende que el juego libre y dirigido es la forma más efectiva de aprender.
El aprendizaje basado en proyectos y las experiencias significativas son otras metodologías imprescindibles. La exploración y el descubrimiento también deben estar presentes en los elementos clave en la educación inicial. Recuerda que el niño es un explorador nato, y el programa debe estimular su curiosidad en lugar de aplastarla.
La capacitación y el perfil docente
Un programa educativo de calidad en la educación inicial debe tener docentes a la altura. Por ello, es indispensable que los profesores cuenten con una sólida formación pedagógica, educativa y en psicología infantil. Deben conocer a fondo qué estrategias funcionan mejor en cada etapa y cómo detectar necesidades específicas de cada alumno.
La capacitación continua es otro pilar. La educación cambia y se transforma con el avance de la sociedad y el paso del tiempo. Los docentes necesitan espacios para actualizarse en metodologías activas, herramientas digitales y prácticas inclusivas como lo indica la formación continua de docentes en la Nueva Escuela Mexicana.
Participación activa de las familias
Un currículo infantil de calidad reconoce que la familia es el primer espacio educativo. Los padres y tutores deben estar involucrados en el proceso de aprendizaje mediante una comunicación constante sobre los avances, logros y áreas de mejora de sus hijos. Esto incluye realizar reuniones, enviar reportes y tener conversaciones informales que fortalezcan este vínculo.
Además, es recomendable que el programa incluya espacios de formación para padres. Talleres sobre crianza positiva, estimulación en casa, salud, alimentación y gestión emocional no solo benefician a los niños, sino que empoderan a las familias.
Evaluación integral y no punitiva
La evaluación en la educación inicial no debe centrarse en calificaciones, exámenes ni comparaciones. Lo que se busca es conocer el proceso de cada niño para acompañarlo mejor. Por ello, se recomienda el uso de portafolios, observaciones, bitácoras y entrevistas con las familias.
Cada avance debe celebrarse, incluso si parece pequeño. Aprender a compartir un juguete, expresar emociones con palabras o coordinar movimientos en una actividad motriz son logros significativos que merecen ser reconocidos. La evaluación debe usarse como herramienta de retroalimentación y ajuste del programa educativo de preescolar, nunca como etiqueta que afecte al niño.
Inclusión y equidad
La diversidad es una característica natural de cualquier grupo de niños. Por ello, los programas de calidad deben ser inclusivos con pequeños con discapacidad, con talentos sobresalientes, con diferentes orígenes culturales o que hablan otra lengua.
Además, se deben promover valores de igualdad de género y respeto a los derechos humanos. Desde la primera infancia los niños pueden aprender a convivir en paz, a respetar las diferencias y a rechazar cualquier forma de discriminación para ser mejores ciudadanos.
Ambientes seguros y estimulantes
El espacio donde los niños aprenden influye directamente en su desarrollo. Un currículo infantil de calidad garantiza el acceso a instalaciones seguras, mobiliario adecuado, supervisión constante y medidas de prevención de accidentes.
A la vez, el ambiente debe ser rico en estímulos. Se requieren rincones de juego, áreas de lectura, espacios para la música y la expresión artística, así como recursos digitales. También resulta fundamental que los niños tengan contacto con la naturaleza en jardines, patios o salidas al aire libre donde puedan explorar, correr y descubrir.
Gestión y liderazgo educativo
Tener un programa educativo de calidad en la educación inicial depende, en gran medida, de la gestión institucional. Por ello es necesario que exista una dirección con visión pedagógica, capaz de garantizar coherencia entre lo que se planifica y lo que realmente sucede en el aula.
Además, debe haber mecanismos de supervisión, autoevaluación y mejora continua. Un programa de calidad no se conforma con mantener rutinas establecidas, sino que busca innovar, corregir errores y elevar sus estándares.
Impacto social y comunitario
Finalmente, este es otro de los elementos clave en la educación inicial que no pueden faltar en programa educativo de calidad en la educación inicial pues este debe vincularse con la comunidad. Cuando la escuela participa en actividades culturales, ambientales o sociales, los niños desarrollan un sentido de pertenencia y responsabilidad social desde pequeños.
Tal como lo indica la Nueva Escuela Mexicana. Una institución educativa puede convertirse en un centro de apoyo comunitario que no solo educa a los niños, sino que también fortalece el tejido social.