¿Te has fijado cómo los niños pequeños parecen tener una pregunta nueva cada 5 minutos? Esa curiosidad es una de las cosas más maravillosas de la infancia. Pero también es algo que hay que cuidar, porque si no se alimenta, poco a poco se pierde.
Motivar la curiosidad en preescolar no es solo cuestión de responder preguntas, sino de enseñarles a amar el descubrimiento. Y es que para las metodologías activas, la curiosidad es el motor del aprendizaje. Por ello es que aquí te hablaremos sobre algunas estrategias para incentivar la exploración activa en el aula.

Crea un ambiente que despierte preguntas
La curiosidad no nace del aburrimiento, sino de la estimulación adecuada. Si el entorno es monótono, el niño no tiene nada nuevo que explorar. Pero si cada día encuentra algo distinto, su mente se activa.
Por ejemplo, en lugar de llenar el salón con carteles todo el año, puedes rotar materiales y objetos. Una semana pueden ser hojas secas, otra caracoles, otra piedras, otra semilla, ora un periódico mural. Los niños no solo observan, también comparan, preguntan y se imaginan historias.
Haz preguntas abiertas (aunque no tengan una sola respuesta)
Muchos adultos cometemos el error de hacer preguntas con respuesta cerrada y se acabó el tema. En cambio, si preguntas de manera abierta entonces invitas al niño a pensar, imaginar y construir hipótesis, aunque sean fantasiosas. Lo importante no es la precisión de la respuesta, sino el proceso de pensar.
Además, las preguntas abiertas refuerzan la confianza: el niño siente que su opinión importa y que puede atreverse a decir lo que piensa. Esa sensación de libertad es clave para que la curiosidad no se bloquee.
Transforma los errores en oportunidades
Cuando un niño se equivoca y se le regaña, su cerebro asocia el error con vergüenza o miedo. Pero si lo guiamos con paciencia, aprende que equivocarse es parte natural del aprendizaje.
Imagina que están experimentando con plantas y un niño riega demasiado la suya. En lugar de decirle “te pasaste de agua”, podrías preguntar: “¿Qué crees que pasará con tu planta si tiene tanta agua?”. La curiosidad florece en ambientes donde se permite probar, fallar y volver a intentar las actividades para despertar interés.
Conecta los temas con su vida cotidiana
Nada despierta más curiosidad que algo que los niños pueden relacionar con su día a día. Si están hablando del clima, salgan al patio, miren las nubes, sientan el viento. Si hablan de los animales, comparen cómo se mueven o hacen sonidos.
Cuando los temas se sienten reales y cercanos, el aprendizaje se vuelve una aventura personal. Además, de que si los temas resultan relevantes para su contexto, estos, por sí solos, lograrán motivar curiosidad en preescolar y el aprendizaje de forma activa.
Usa el juego como vehículo del descubrimiento
El juego no es una pausa del aprendizaje, es una forma poderosa de aprender. A través del juego, los niños experimentan, prueban, imitan y descubren sin miedo a equivocarse. Para ello, puedes usar juegos de exploración, roles o dramatizaciones.
Recuerda juego transforma lo abstracto en algo tangible. Y sobre todo, convierte la curiosidad en una emoción divertida y compartida. Además, de que el juego es el principal mecanismo que tiene el cerebro de un niño para aprender.
Cuéntales historias que despiertan asombro
El cerebro humano ama las historias, y los niños aún más. Una buena historia puede abrirles el apetito por aprender sin que se den cuenta. Así como incentivar el aprendizaje basado en preguntas y motivar curiosidad en preescolar.
Cuando las aventuras se enfocan más en la curiosidad con los conocimientos de fondo, el tono cambia por completo. De pronto ya no es una lección, sino una aventura. Y lo mejor es que puedes combinar la narración con la exploración con actividades para despertar interés como hacer maquetas, simular viajes espaciales, crear sus propios planetas.
Escucha más de lo que hablas
A veces, sin querer, los adultos queremos dar todas las respuestas. Pero para motivar la curiosidad, hay que escuchar con genuino interés.
Cuando un niño dice algo aparentemente absurdo, en lugar de corregirlo de inmediato, puedes responder con otra pregunta para motivar curiosidad en preescolar. Así no solo validas su pensamiento, sino que lo invitas a profundizar.
Recuerda que la curiosidad se apaga cuando los niños sienten que sus ideas no valen. Pero si los escuchas y les haces sentir que su voz importa, su deseo de aprender crece.
Introduce pequeñas sorpresas o retos
Los niños aman los desafíos, sobre todo si vienen con un toque de sorpresa. Un día puedes llegar al aula y decir: “Hoy recibí una carta misteriosa… dice que alguien escondió un tesoro en el jardín, pero para encontrarlo hay que resolver tres pistas”.
¿Sabes qué pasa? Inmediatamente todos están atentos, emocionados, cooperando. Sin darte cuenta, acabas de activar la curiosidad, la lógica y el trabajo en equipo. Puedes aplicar esta técnica con casi cualquier tema. Lo importante es mantener la emoción del descubrimiento.

Da libertad para explorar (sin exceso de reglas)
Los niños necesitan sentirse libres para moverse, tocar, oler y experimentar. Si el ambiente está lleno de “no toques”, “no corras”, “no eso”, la curiosidad se reprime. Esto no significa ausencia de límites, sino crear un entorno seguro para explorar.
Cuando los niños sienten que tienen permiso de investigar, se vuelven más autónomos y seguros. Y esa seguridad es la base para seguir explorando el mundo con confianza y el detonante del aprendizaje basado en preguntas.
Aprovecha la tecnología de manera creativa
La tecnología puede ser una gran aliada si se usa con propósito. Hay apps, videos y recursos interactivos que despiertan la curiosidad si se combinan con la exploración activa en el aula como lo hace la NEM. Por ejemplo, puedes mostrar un video corto sobre cómo se forman los volcanes y luego construir uno con bicarbonato y vinagre.
La clave está en usar la tecnología como punto de partida, no como sustituto de la experiencia. En sitios donde la tecnología es escaza, como en la sierra o poblados marginados, se puede optar por el uso de internet de forma simple para motivar curiosidad en preescolar, por ejemplo, a través de videos de YouTube.