Más allá de su función de entretenimiento, los cuentos también cumplen un papel fundamental en el desarrollo emocional. En las primeras etapas de la infancia, los pequeños aún no cuentan con todas las palabras necesarias para expresar lo que sienten, y es aquí donde la literatura se convierte en una manera de expresarse y aprender.
Para entender cuál es el papel de los cuentos de emociones para niños en el aprendizaje de las emociones en niños de preescolar ¡Preparamos esta guía! Que no te puedes perder.

La importancia de los cuentos en la educación emocional
Durante los primeros años de vida, los niños atraviesan un torbellino de emociones: Alegría, tristeza, miedo, enojo, sorpresa y amor.
Muchas veces no son capaces de identificar qué sienten ni cómo expresarlo de forma adecuada. Y es que, cuando un adulto simplemente les dice “no llores” o “no te enojes”, se pierde la oportunidad de enseñarles a gestionar esas sensaciones.
En cambio, a través de un cuento, los niños pueden ver reflejadas sus emociones en un personaje. Esto facilita la identificación y la comprensión, así como abre la puerta a la conversación, al diálogo y a la búsqueda conjunta de soluciones para lo que están viviendo.
Además, los cuentos trabajan de manera indirecta la empatía. Al ponerse en el lugar de los personajes, los niños aprenden a comprender cómo se sienten los demás. Este ejercicio simbólico fortalece dicha habilidad social, tan importante hoy en día.
Recomendaciones de cuentos para trabajar emociones
Aunque existen cientos de libros de emociones para niños, estos son los que consideramos como los cuentos de inteligencia emocional en preescolar más efectivos.
1. “El monstruo de colores”: Anna Llenas
Un clásico contemporáneo que se ha convertido en favorito en escuelas y hogares. El libro presenta un monstruo que siente varias emociones a la vez y necesita ordenarlas para comprenderlas.
Con ilustraciones llamativas y un lenguaje sencillo, este cuento a los niños a identificar la alegría, tristeza, enojo, miedo y calma fácilmente.
2. “Cuando estoy celoso”: Trace Moroney
Este cuento forma parte de una colección de lecturas para trabajar emociones que abordan distintas emociones: Tristeza, felicidad, miedo, etc.
Dicho cuento es ideal para trabajar con niños que experimentan celos entre hermanos, amigos o compañeros de clase. Esto debido a que permite normalizar la emoción y enseñar maneras de afrontar lo que están sintiendo.
3. “Orejas de mariposa”: Luisa Aguilar
En los cuentos de emociones para niños es importante incluir un relato que fomente la autoestima y la aceptación personal.
A través de la historia de Mara, una niña a la que le hacen comentarios sobre su apariencia, los pequeños aprenden a transformar las críticas en fortalezas y a sentirse orgullosos de ser diferentes, de ser como son.
4. “¿De qué color es un beso?”: Rocío Bonilla
En este cuento, la protagonista intenta ponerle color a los sentimientos que le genera el amor. Una metáfora perfecta para hablar con los niños sobre cómo cada emoción puede tener distintas formas de expresarse y vivirse.
Junto con otros cuentos, suele incluirse en los libros de emociones para niños, sobre todo, para preescolar.

5. “Por cuatro esquinitas de nada”: Jérôme Ruillier
Aunque no trata directamente sobre emociones básicas, Por cuatro esquinitas de nada es un cuento que aborda la inclusión y la frustración de sentirse diferente. Ayuda a hablar sobre el respeto, la empatía y la importancia de valorar la diversidad.
Esto hace que pueda ser un buen complemento a otros cuentos de emociones para niños mejorando así el desarrollo de la inteligencia emocional.
6. “Elmer”: David McKee
El famoso elefante multicolor es un recurso extraordinario para hablar sobre identidad, alegría y aceptación. También permite reflexionar sobre la importancia de celebrar lo que nos hace únicos.
Esto a través de un personaje que conecta bastante bien con los niños pequeños por su naturaleza colorida y alegre.
¿Cómo usar los cuentos en la práctica?
Leer un cuento no debería quedarse en el simple acto de narrar. Para que los cuentos de inteligencia emocional se conviertan en una verdadera herramienta de educación emocional, conviene acompañar la lectura con actividades y reflexiones como:
Lectura en voz alta y dramatización
La entonación, los gestos y la expresión corporal ayudan a los niños a conectar más con el relato. Los docentes pueden involucrarlos en pequeñas dramatizaciones de los personajes les permite expresar emociones con el cuerpo y la voz.
Conversación guiada
Después de la lectura, se pueden hacer preguntas sencillas como:
- ¿Qué sintió el personaje?
- ¿Tú alguna vez te sentiste igual?
- ¿Qué podrías hacer si te pasa algo parecido?
- Asociación con experiencias personales
Es importante vincular la historia con la vida del niño. Por ejemplo, tras leer “El monstruo de colores”, se puede preguntar: “¿Cuándo te sentiste como el monstruo rojo (enojado)?”. Lo que ayuda a conectar los cuentos de emociones para niños con la realidad.
Uso de material visual
Tarjetas de emociones, dibujos o marionetas refuerzan el aprendizaje. Los niños pequeños responden mejor cuando la enseñanza es lúdica y multisensorial contemplando más que solo un cuento.
Beneficios de trabajar emociones con cuentos
Para que quede aún más claro, incluir estas lecturas para trabajar emociones dará beneficios como:
- Mayor vocabulario emocional: Los niños aprenden a nombrar lo que sienten, lo que facilita la comunicación.
- Prevención de problemas de conducta: Al identificar emociones, se reducen reacciones impulsivas como berrinches.
- Fomento de la empatía: Al ponerse en el lugar de los personajes, los pequeños se vuelven más comprensivos.
- Mejor autoestima: Historias que refuercen la aceptación personal ayudan a que los niños se sientan valiosos.
- Vínculo afectivo con adultos: El momento de lectura compartida fortalece la relación entre padres, docentes e hijos.
Padres y docentes: Lo que deben tomar en cuenta
Para que los cuentos de emociones para niños funcionen, es necesario elegir las lecturas más adecuados pues los más pequeños necesitan relatos breves y con ilustraciones llamativas que puedan entender.
También se recomienda repetir las lecturas pues cada nueva lectura abre una nueva oportunidad de conversación. Tampoco se debe minimizar lo que sienten los niños, sino ayudarles a comprenderlo.
Por último, es importante dedicar un día a la semana a leer cuentos que hablen de emociones. Así como los adultos también deben compartir cómo se sienten, para modelar la expresión emocional con el ejemplo.