La etapa preescolar representa el primer contacto formal que los niños tienen con la educación estructural. Es en estos primeros años donde se sientan las bases del desarrollo cognitivo, emocional y social que acompañará al pequeño por el resto de su vida.
Hoy en día, existe un debate constante entre dos enfoques pedagógicos principales: la metodología tradicional y la metodología activa. A continuación, exploramos a fondo las diferencias entre metodología tradicional y activa más relevantes.

Concepción del aprendizaje
La metodología tradicional entiende al aprendizaje como un proceso de recepción de conocimientos. Se asume que el niño llega “vacío” al aula y que es tarea del maestro “llenarlo” con información que debe memorizar. Este modelo está influenciado por una visión conductista del aprendizaje, donde la repetición y la obediencia se valoran más que la comprensión del tema
En contraste, la metodología activa parte de una visión constructivista, en la que se reconoce que los niños construyen el conocimiento a partir de sus experiencias previas, la interacción con el entorno y el juego. El aprendizaje no es un acto pasivo, sino una actividad dinámica donde el niño investiga, pregunta, explora y aprende.
Rol del docente
En el enfoque tradicional, el maestro es la figura central y autoritaria dentro del aula. Es quien planifica, dicta los contenidos y controla el ritmo del grupo. Los alumnos se convierten en oyentes que deben seguir instrucciones sin cuestionar ni aportar.
La metodología activa, por otro lado, redefine el papel del docente. Este pasa de ser una figura autoritaria a convertirse en un facilitador de la educación preescolar. Su función es crear ambientes ricos en posibilidades, observar, escuchar, y acompañar el proceso de cada niño según sus necesidades e intereses.
Participación del niño
Otra de las diferencias entre metodología tradicional y activa es la participación de los niños. Esta, en el modelo tradicional es limitada pues el niño tiene un rol pasivo: recibe, repite y obedece. Las actividades suelen estar dirigidas por el adulto, quien determina el qué, cómo y cuándo se aprende.
En la metodología activa, el niño es un agente activo de su aprendizaje. Se le reconoce como un ser capaz de tomar decisiones, resolver problemas y contribuir al grupo. Las actividades se diseñan para que el niño experimente, explore, interactúe con otros y descubra el mundo.
Organización del contenido
La enseñanza tradicional divide los contenidos en áreas o asignaturas como lenguaje, matemáticas o ciencias naturales. El aprendizaje se estructura en bloques temáticos que muchas veces no guardan relación entre sí ni con el día a día del niño.
En las metodologías activas, el contenido se aborda de forma integral, a través de proyectos, situaciones didácticas o juegos que permiten al niño abordar varios saberes a la vez. Se parte de situaciones significativas y contextualizadas las cuales hacen sentido en la vida del niño. Esta es una de las diferencias entre metodología tradicional y activa que podemos ver en el Nuevo Modelo Educativo de la SEP.
Evaluación del aprendizaje
La evaluación en el modelo tradicional se basa en resultados. El niño es evaluado por medio de pruebas escritas u orales y se asignan calificaciones numéricas que comparan a los estudiantes entre sí. El error es visto como una falla por lo cual, es castigado.
En la metodología de aprendizaje activo, la evaluación es continua, formativa e individualizada. El docente observa, documenta y reflexiona sobre el proceso de cada niño, valorando sus logros, avances, intereses y dificultades. Se considera el error como parte natural del aprendizaje, y se utiliza como punto de partida para la mejora.
Espacio físico y materiales
Los espacios en la metodología tradicional suelen ser estáticos, por ejemplo, escritorios en fila, pizarra al frente y materiales solo al control del docente. Se privilegia el orden y la disciplina sobre la experimentación y la creatividad.
Aquí vemos otra de las diferencias entre metodología tradicional y activa pues en el aprendizaje activo, el ambiente es considerado un elemento pedagógico más. Se diseñan espacios flexibles organizados por rincones o zonas de aprendizaje. Los niños pueden moverse libremente, elegir con qué jugar o trabajar, y el entorno está pensado para fomentar una educación preescolar basada en la experimentación y las vivencias.

Tipo de actividades
Las actividades en la metodología tradicional son generalmente homogéneas, estructuradas y dirigidas. Se privilegia la copia, el dictado, la repetición y el cumplimiento de instrucciones. El juego se considera un recreo, no una herramienta de aprendizaje.
En la metodología activa, el juego es el centro de la educación preescolar. A través del juego simbólico, el juego libre, los proyectos y los retos, los niños desarrollan habilidades cognitivas, sociales y emocionales. Las actividades son variadas, adaptadas a cada etapa y permiten a los niños aprender de forma divertida.
Relación con las emociones
Quizás esta sea de las diferencias entre metodología tradicional y activa más importantes que podemos encontrar. Y es que, en la metodología tradicional suele dejar las emociones fuera del aula. El foco está puesto en el cumplimiento de objetivos académicos, muchas veces sin considerar el estado emocional del niño.
En cambio, la metodología activa entiende que no hay aprendizaje sin emoción. Se promueve un ambiente afectivo y respetuoso, donde el niño se sienta seguro, valorado y escuchado. Se fomenta la expresión emocional, la empatía y la resolución de conflictos de manera pacífica.
Relación con la familia
En el modelo tradicional, la familia tiene un rol limitado: llevar al niño a la escuela, revisar tareas y asistir a reuniones escolares. La comunicación entre docentes y padres suele ser unidireccional y centrada en el rendimiento académico.
Por otro lado, la metodología activa promueve una relación cercana y colaborativa con la familia. Los padres y cuidadores son vistos como aliados pedagógicos y se les invita a participar activamente en el proceso educativo. Se comparte información sobre avances, intereses, dificultades y logros del niño para construir puentes entre la escuela y el hogar.
Ahora que ya conoces las diferencias entre metodologías activas y tradicionales en educación preescolar, cuéntanos ¿Cuál es la metodología que consideres más relevante para el desarrollo y bienestar de los niños? También te recomendamos conocer las diferencias entre preescolar público vs privado México.
Preguntas Frecuentes
La metodología tradicional se enfoca en la memorización y en un rol pasivo del alumno, mientras que la metodología activa promueve el aprendizaje a través de la experiencia, el juego y la participación del niño.
En la metodología activa, el docente es un facilitador del aprendizaje. Observa, guía y propone experiencias significativas basadas en los intereses y necesidades del niño.
Porque respeta el ritmo del niño, potencia su curiosidad natural, fomenta el juego como herramienta de aprendizaje y promueve un desarrollo integral que incluye lo cognitivo, emocional y social.
Se realiza una evaluación formativa y continua basada en la observación del proceso, no en exámenes. Se valoran los avances individuales, la participación y el aprendizaje significativo.
Un papel protagónico. Se espera que la familia colabore con la escuela, participe en actividades y mantenga una comunicación constante con los docentes para reforzar el aprendizaje del niño en casa.