¿Alguna vez te has preguntado por qué algunos niños logran afrontar mejor los cambios, resolver conflictos con empatía o expresar lo que sienten sin miedo? La respuesta está en un aspecto clave del desarrollo humano: La educación emocional.
Desde hace unos años, hablar de emociones en la infancia dejó de ser un tema secundario para convertirse en un pilar fundamental en la formación de los niños. Es por eso que aquí exploramos el papel de la educación emocional en la infancia en el aula actual.

¿Qué es la educación emocional?
La educación emocional es un proceso continuo que busca enseñar a las personas, desde niños, a identificar, comprender, expresar y regular sus emociones de manera adecuada. No se trata de reprimir lo que se siente, sino de reconocer las emociones propias y las de los demás para responder de manera más consciente y empática ante distintas situaciones.
En los niños, esta educación implica el desarrollo de habilidades el poder reconocer y nombrar emociones básicas así como entender que todas las emociones son válidas. Saber cómo expresar lo que sienten de forma respetuosa y desarrollar autocontrol y capacidad para calmarse también forman parte de la gestión de emociones en niños.
¿Por qué empezar en la infancia?
De acuerdo con expertos en desarrollo infantil, la educación emocional en preescolar tiene importantes razones de ser. Algunas de las más relevantes son:
1. El cerebro está en plena construcción
Durante los primeros años de vida, el cerebro se encuentra en una etapa clave de plasticidad neuronal. Esto significa que está más receptivo al aprendizaje de nuevas habilidades, incluyendo las socioemocionales.
2. Se forma la identidad emocional
Los niños pequeños están formando su autoimagen, su manera de entender el mundo y su modo de relacionarse con los demás. Si desde pequeños se les enseña a poner nombre a lo que sienten y a manejar sus emociones, crecen con mayor seguridad y confianza.
3. Prevención de futuros problemas
La inteligencia emocional infantil actúa como una herramienta preventiva frente a dificultades como la ansiedad, la depresión, el bullying o la baja autoestima. También disminuye conductas agresivas, retraídas o disruptivas en el aula como los berrinches.
4. Se fortalece el vínculo con los adultos
Cuando los adultos validan las emociones de los niños, se genera una relación basada en el respeto, la escucha y la empatía. Esto no solo mejora la convivencia familiar o escolar, sino que también favorece el desarrollo afectivo del niño.
¿Cómo se enseña la educación emocional?
La educación emocional no es una materia tradicional como matemáticas o ciencias, pero sí puede (y debe) integrarse de forma transversal en la vida cotidiana, tanto en casa como en la escuela.
El hogar es el primer espacio donde un niño aprende sobre emociones es su familia. Las actitudes, palabras y reacciones de los adultos cercanos modelan su forma de sentir y expresar. Por ello la importancia de la educación emocional y que la educación emocional en preescolar en casa debe integrarse a través de prácticas como:
- Nombrar emociones.
- Validar lo que sienten.
- No ridiculizar ni minimizar.
- Ser el ejemplo.
- Por su parte, los docentes también juegan un papel fundamental en la educación emocional en la infancia. Esto, a través de estrategias como:
- Incorporar momentos diarios de reflexión emocional.
- Utilizar cuentos que expliquen de forma sencilla distintas emociones.
- Trabajar con juegos de roles o dramatizaciones.
- Usar imágenes, caritas, tarjetas o termómetros emocionales.
- Diseñar proyectos donde se hable de empatía, autoestima, respeto y resolución de conflictos.
Etapas del desarrollo emocional infantil
La educación emocional debe estar adaptada a la edad del niño. Si bien esta varía en función de su contexto, existe un esquema generalizado de cómo se desarrolla la inteligencia emocional infantil según su edad.
De 0 a 3 años los niños:
- Perciben y expresan emociones básicas como alegría, miedo, enfado o sorpresa.
- Imitan las expresiones de los adultos.
- Comienzan a reconocer estados emocionales simples en otros.
De 3 a 6 años los niños:
- Aprenden a nombrar emociones más complejas (vergüenza, orgullo, celos…).
- Comienzan a regular emociones, aunque con dificultad.
- Experimentan cambios de humor frecuentes.
- Se vuelven más conscientes de los sentimientos de los demás (inicio de la empatía).
De 6 a 12 años los niños:
- Comprenden que una misma situación puede generar emociones diferentes en distintas personas.
- Aumenta su capacidad de autorregulación.
- Desarrollan más estrategias para afrontar conflictos.
- Construyen un autoconcepto más definido.

Beneficios de la educación emocional en los niños
Incorporar la educación emocional desde la infancia genera impactos positivos tanto a corto como a largo plazo. De acuerdo con expertos, de esta forma la gestión de emociones en niños beneficia a los niños y niñas.
1. Mejora la autoestima
Los niños que entienden sus emociones y se sienten comprendidos por los adultos desarrollan una imagen más positiva de sí mismos. Se sienten validados, valiosos y seguros, mejoran su confianza y su capacidad de relacionarse con el mundo.
2. Aumenta el rendimiento académico
Varios estudios han demostrado que los niños con mayor inteligencia emocional tienen mejor desempeño escolar. ¿Por qué? Porque saben manejar la frustración, se concentran más, trabajan en equipo y tienen una mayor motivación.
3. Mejora las relaciones sociales
Un niño que aprende a respetar y entender a los demás se convierte en un compañero más empático, solidario y colaborador. Esto reduce los conflictos, mejora la convivencia y fortalece los vínculos con sus amigos.
4. Desarrolla habilidades para la vida
La regulación emocional es clave para tomar decisiones, enfrentar dificultades, adaptarse a los cambios y construir relaciones saludables a lo largo de la vida. Es una herramienta que acompaña al individuo en todas sus etapas.
5. Previene conductas de riesgo
Una buena gestión emocional disminuye la probabilidad de comportamientos impulsivos, agresivos o autodestructivos en la adolescencia o adultez. La educación emocional en la infancia reduce el riesgo de depresión o suicidio.
¿Qué pasa cuando no hay educación emocional en la infancia?
Cuando las emociones se reprimen, se ignoran o no se canalizan de forma adecuada, pueden aparecer una serie de consecuencias. Por ejemplo, una baja autoestima y autoconfianza.
También puede presentarse dificultad para hacer amigos o relacionarse, así como problemas de conducta como agresiones, violencia o berrinches. Los niños que carecen de educación emocional en la infancia pueden tener una mayor dificultad para para resolver conflictos y controlar sus impulsos o inhibirse de forma excesiva.