Hablar de equidad social en educación inicial siempre nos lleva a reflexionar sobre el punto de partida. No todas las personas nacen con las mismas oportunidades. Estas diferencias, que parecen simples detalles del entorno, marcan profundamente la trayectoria de vida de cada persona.
En este escenario, la educación inicial aparece como una herramienta para nivelar el terreno. Pero ¿Cómo es que esto sucede? Aquí te contamos cómo es la relación entre educación inicial y equidad social.

¿Por qué la primera infancia es crucial?
La primera infancia es un periodo determinante en el desarrollo humano. Durante los primeros 6 años de vida, el cerebro de un niño alcanza hasta el 90% de su desarrollo estructural. En esta etapa, se encarga de establecer conexiones neuronales que definirán su capacidad de aprender, relacionarse y adaptarse al entorno.
Durante este periodo, se sientan las bases del lenguaje, las habilidades socioemocionales, la curiosidad, la autoestima y la creatividad. Un entorno rico en estímulos positivos potencia estas capacidades, mientras que la carencia de ellos puede limitar de manera significativa el potencial de cada niño.
La neurociencia y la psicología coinciden: Lo que se haga (o no se haga) en la primera infancia tiene efectos duraderos en la salud, la educación y el empleo. Por ello es que se considera que la equidad educativa inicial tiene mucho que ver en esta etapa.
Educación inicial como motor de equidad
La educación inicial no es solo un espacio de cuidado, sino un derecho y una inversión social. Cuando los sistemas educativos ofrecen programas de calidad, es posible mejorar las igualdad de oportunidades en la infancia.
Según expertos, los niños de contextos vulnerables que acceden a educación inicial tienen mayores probabilidades de alcanzar niveles educativos superiores. Esto permite cerrar las brechas educativas en la primera infancia.
Además, la implementación de medidas de educación inicial y equidad social permiten reducir las desigualdades económicas. ¿Cómo? Al incrementar las habilidades cognitivas y socioemocionales necesarias para obtener un mejor empleo futuro.
Pero por si fuera poco ¡Se puede cerrar la brecha de desigualdad de género! Esto al brindar espacios de cuidado y educación, se libera tiempo para que las madres puedan trabajar o estudiar, reduciendo brechas en la participación laboral.
Brechas que ya existen desde la infancia
Aunque todos los niños nacen con la misma capacidad de aprender, la realidad es que no todos comienzan desde el mismo punto. Algunas de las brechas educativas en la primera infancia más comunes son:
- Económicas: Niños en pobreza extrema carecen de acceso a escuelas o espacios educativos de calidad.
- Geográficas: Las zonas rurales e indígenas suelen tener menor cobertura de programas de educación preescolar.
- Culturales: Los sistemas educativos muchas veces no respetan ni integran la diversidad cultural y lingüística.
- De género: Las niñas, en ciertos contextos, son más propensas a abandonar la educación temprana para ayudar en labores domésticas.
- Tecnológicas: La falta de acceso a dispositivos e internet profundiza las diferencias en oportunidades de aprendizaje.
Estas brechas, si no se atienden desde el inicio, se van ampliando a lo largo de la vida escolar y adulta provocando desde rezago educativo hasta desigualdad económica.
Retos actuales en la educación inicial
Aunque hay consenso sobre la importancia de este nivel educativo, aún existen grandes retos por superar.
Por ejemplo, muchos países no logran ofrecer educación inicial universal. La matrícula en preescolar aún deja fuera a millones de niños en América Latina. Además, de que no basta con abrir más escuelas, es necesario garantizar que los programas tengan personal capacitado, materiales y estén actualizados a las nuevas metodologías como en la NEM.
Otro reto a sortear para garantizar la equidad educativa inicial es el tema del presupuesto. Y es que la educación inicial suele recibir menos presupuesto en comparación con la educación básica y media.
Algunos expertos consideran, por si falta algo más, a la desarticulación institucional como otro obstáculo. Los programas de salud, nutrición y educación muchas veces funcionan de manera aislada, cuando deberían integrarse a la escuela misma.

Estrategias para cerrar brechas desde la infancia
Si bien son los grandes retos a los que se enfrentan las políticas en pro de la educación inicial y equidad social, existen estrategias que ayudan a garantizar la igualdad de oportunidades en la infancia. ¿Cuáles son? Aquí te lo contamos.
A) Acceso universal y gratuito
Garantizar que todos los niños tengan un lugar en cursos de educación inicial con preescolares públicos, sobre todo, en comunidades marginadas. Además, de que el acceso debe ser sin costo, universal e inclusivo.
B) Calidad educativa
Invertir en la formación y condiciones laborales de docentes es muy importante, sobre todo, para actualizarlos en las nuevas metodologías educativas. También se deben diseñar currículos inclusivos que permitan crear ambientes de aprendizaje seguros.
C) Atención integral
Combinar educación con nutrición, salud y apoyo psicosocial es una de las formas de garantizar un desarrollo integral. Este enfoque se basa en reconocer que el desarrollo infantil es multidimensional y no solo educativo.
D) Inclusión cultural y lingüística
Para mejorar la relación de educación inicial y equidad social se deben diseñar programas que respeten las lenguas indígenas y la diversidad cultural, fomentando la identidad y el sentido de pertenencia desde pequeños.
E) Participación familiar
Involucrar a madres, padres y cuidadores en el proceso educativo es fundamental para mejorar la educación inicial y equidad social. Para ello se deben brindar herramientas para continuar el aprendizaje en casa como lo indica la Nueva Escuela Mexicana.
F) Uso de tecnología
Implementar recursos digitales accesibles es muy importante en esta nueva era, especialmente en comunidades alejadas, para ampliar oportunidades de aprendizaje. Eso sí, esto implica la inversión en infraestructura de conectividad.
Impacto a largo plazo de invertir en la primera infancia
Los beneficios de un enfoque dirigido a la educación inicial y equidad social trascienden más allá del preescolar. Entre los beneficios que ofrece a largo plazo encontramos:
- Económicos: Por cada dólar invertido en programas de educación inicial, el retorno puede ser hasta siete veces mayor en productividad y reducción de gastos sociales.
- Educativos: Niños que pasan por preescolar tienen menos probabilidades de repetir grados o abandonar la escuela.
- Sociales: Se fortalecen valores de convivencia, respeto, civismo y participación ciudadana.
- Salud: Mejora la nutrición y se previenen enfermedades asociadas a la desatención temprana.
De acuerdo con expertos, priorizar la relación de la educación inicial y equidad social no solo beneficia al niño, sino que reduce desigualdades estructurales y genera sociedades más cohesionadas y justas. Así como aumenta las probabilidades de tener un mejor futuro.