En el ámbito educativo, resulta bastante común enfocarse únicamente en los resultados. A muchos, solo les importa si el proyecto fue exitoso, si se alcanzaron los objetivos o si el producto final luce bien. Pero… ¿Qué pasa con todo lo que ocurrió antes de ese resultado?
Hoy en día, una de las premisas de los nuevos modelos educativos es evaluar procesos en proyectos de preescolar y no limitarse solo al final. Pero ¿En qué consiste esto? ¡Aquí te lo contamos!

¿Por qué solemos centrarnos solo en el producto?
Desde etapas tempranas de la vida escolar, el sistema ha fomentado una cultura de resultados. Queremos ver tareas terminadas, metas cumplidas y entregables perfectos sin realizar el seguimiento de proyectos de niños.
Esto se debe, en gran medida, a la necesidad de medir de forma rápida y objetiva el desempeño de una persona o un grupo. Como antes lo promovían los modelos educativos enfocados en ser rápidos, más no precisos.
Sin embargo, este enfoque tradicional tiene un gran inconveniente: ignora los esfuerzos, aprendizajes, dificultades superadas, creatividad, trabajo colaborativo y habilidades blandas que se desarrollaron durante el proceso. Así como la información valiosa que se puede obtener a partir de la observación pedagógica infantil.
¿Qué implica evaluar el proceso?
La evaluación continua en preescolar implica poner atención a todo lo que ocurre desde la planeación hasta la ejecución de un proyecto. Se valora la organización, la toma de decisiones, la resolución de problemas, el trabajo en equipo, la investigación, los cambios de rumbo, el nivel de compromiso y el aprendizaje progresivo.
Este tipo de evaluación reconoce que los proyectos son caminos llenos de pruebas, aciertos y errores. Reconoce que todo ese trayecto es una fuente abundante de información sobre el desempeño real de los participantes.
¿Qué beneficios ofrece evaluar procesos en proyectos de preescolar?
Entender los beneficios que tiene evaluar procesos en proyectos de preescolar resulta muy importante para comprender su importancia. A continuación detallamos qué ventajas tiene el realizar una evaluación de proyectos ABP en preescolar.
1. Fomenta el aprendizaje significativo
Cuando solo se califica el producto, muchas veces los estudiantes buscan cumplir con lo mínimo para obtener una buena calificación o aprobación. Esto puede limitar el proceso de aprendizaje y los conocimientos adquiridos.
Pero si el proceso también es evaluado, se promueve una mayor reflexión sobre lo que se hizo, lo que permite un aprendizaje más profundo y un mejor desarrollo del pensamiento crítico.
2. Permite identificar fortalezas y áreas de mejora
El proceso revela mucho más que el resultado final. A través de la observación pedagógica infantil y la creación de registros se pueden identificar patrones de comportamiento, dificultades frecuentes, habilidades que sobresalen y aspectos que necesitan refuerzo.
Con dicha información, el docente puede ajustar mejor sus estrategias para garantizar una verdadera inclusión de todos los niños. Así como puede realizar ajustes en el proyecto si es que este no está resultado como debería.
3. Reduce los trabajos a medias
Cuando el proceso es parte de la evaluación, se vuelve más difícil hacer trabajos a medias solo por cumplir. Se valora el avance progresivo, la constancia y el esfuerzo real, lo que eleva la calidad de los proyectos.
Además, de que se involucra al docente en el proceso de creación lo que hace que este pueda motivar a los niños a hacerlo mejor. También ayuda a resolver potenciales dudas que puedan viciar y afectar el proceso mismo.
4. Aumenta la motivación
Quienes se esfuerzan durante todo el camino, pero no logran un producto perfecto, se sienten reconocidos si su proceso es valorado. Esto genera mayor motivación, compromiso y confianza en sus capacidades. Es una evaluación más humana y menos punitiva.
Comparado con las metodologías donde la calificación del resultado final era lo que valía, el seguimiento de proyectos de niños motiva realmente a esforzarte a lo largo de todo el camino. Incluso si no lograron el cierre perfecto, se sienten satisfechos con su trabajo.
5. El niño al centro del proceso
Las nuevas metodologías educativas actuales indican que, para que el niño aprenda, este debe vivir experiencias significativas y trascendentales. El evaluar procesos en proyectos de preescolar permite cumplir con esta premisa.
Y es que, a la vez que se evalúa, se pueden ir moldeando este tipo de experiencias encaminando los proyectos hacia experiencias o temas que sean relevantes para los niños.

¿Qué herramientas se pueden usar para evaluar procesos?
Evaluar procesos en proyectos de preescolar no significa improvisar. Existen múltiples herramientas que permiten hacer una evaluación clara, estructurada y útil. Algunas de las más utilizadas son:
1. Rúbricas
Diseñar rúbricas que incluyan criterios del proceso es una manera efectiva de guiar y valorar cada etapa del proyecto. Algunos aspectos que pueden incluirse son: Participación, organización, uso del tiempo, investigación, registro de avances y actitud frente a los retos.
2. Bitácoras
Permitir que los estudiantes del equipo registren sus avances, reflexiones, decisiones y dificultades ayuda a seguir el proceso. Estos documentos pueden revisarse periódicamente y forman parte de la evidencia de evaluación final.
3. Entrevistas o autoevaluaciones
Preguntar directamente a los niños cómo vivieron el proceso, qué aprendieron, qué cambiarían o cómo resolvieron ciertas situaciones es una buena forma de tener información desde su perspectiva como agentes involucrados directamente en el proyecto.
4. Observación continua
Estar presente, acompañar el desarrollo del proyecto y anotar observaciones es muy importante. El evaluador puede registrar actitudes, participación, liderazgo, creatividad y otros indicadores que el producto final no siempre refleja de forma clara.
5. Evaluación entre pares
En proyectos grupales, permitir que los integrantes evalúen el desempeño entre ellos también puede ayudar a obtener una visión más completa del proceso. Por supuesto, debe ser guiado con criterios claros y fomentando el respeto ante todo.
¿Cómo combinar la evaluación del proceso con la del producto?
Lo ideal no es elegir entre proceso o producto, sino combinarlos. Ambos se complementan. El producto permite ver el resultado concreto, mientras que el proceso muestra el camino que llevó a ese logro.
Para lograrlo, se puede asignar un porcentaje a cada uno en la calificación final, por ejemplo, 60% proceso, 40% producto. También se pueden usar rúbricas con secciones diferenciadas para ambos. Además, se puede presentar el proyecto final junto con el portafolio de evidencias recopiladas durante la elaboración del mismo.
El proceso dice más que el resultado
Evaluar procesos en proyectos de preescolar es un paso esencial hacia una educación más justa, humana y orientada al aprendizaje real. El producto final importa, claro que sí, pero no debería ser lo único que valoremos. Detrás de cada entrega hay un camino lleno de decisiones, emociones, aprendizajes y retos que merecen ser reconocidos en cualquier nivel educativo.