La formación preescolar no solo trata de aprender letras, colores o números, sino de formar personas que sepan convivir, respetar a los demás y ejercer una ciudadanía activa desde los primeros años.
Planteadas desde la Nueva Escuela Mexicana, las habilidades de convivencia y ciudadanía en preescolar resultan fundamentales dentro del plan educativo. Es por eso que aquí profundizaremos en las que consideramos, las más importantes para la educación en valores en preescolar.

1. Empatía
La empatía es la capacidad de reconocer y comprender los sentimientos de los demás. En preescolar, esta habilidad comienza a formarse cuando los niños identifican que sus compañeros también se sienten tristes, felices, frustrados o alegres.
A través de cuentos, juegos simbólicos y la guía del adulto, los niños pueden aprender a decir cosas como “te entiendo” o “lo siento si te hice sentir mal”. Desarrollar la empatía en esta etapa ayuda a reducir los conflictos, mejora la comunicación entre pares, así como fortalecer los vínculos afectivos en el aula y la ciudadanía infantil
2. Resolución pacífica de conflictos
Los conflictos entre niños son naturales y forman parte del proceso de socialización. Lo importante es enseñarles a resolverlos sin caer en la violencia, el grito o los berrinches. La resolución pacífica de conflictos incluye habilidades como escuchar al otro, expresar lo que sienten, buscar soluciones juntos y pedir ayuda si es necesario.
El juego de roles, los acuerdos grupales y las asambleas escolares son herramientas valiosas para que los niños practiquen esta habilidad. Además, de que su correcto desarrollo mejora la convivencia escolar en niños dentro del aula, así como en casa.
3. Comunicación asertiva
Aprender a expresar lo que uno piensa o siente sin agredir es parte de la comunicación asertiva. En el aula preescolar, se pueden fomentar frases como “no me gusta que me quites el juguete”, “me siento triste” o “prefiero jugar a otra cosa”.
La asertividad promueve el respeto mutuo, reduce malentendidos y ayuda a los niños a construir una autoestima sana. Además, permite que los pequeños se sientan escuchados y valorados dentro del grupo. También ayuda a mejorar la convivencia y ciudadanía en preescolar en relación con sus mayores como padres o maestros.
4. Respeto por las normas y acuerdos
Las reglas en el aula no están para limitar la libertad de los niños, sino para asegurar la sana convivencia escolar en niños. Enseñarles a respetar normas como levantar la mano para hablar, esperar su turno, cuidar el material y respetar los espacios comunes es fundamental para el desarrollo de su conciencia social.
Cuando las normas son construidas con y para ellos y se explican desde el sentido común y no desde la imposición, los niños las comprenden mejor. De esta forma, se garantiza una mejor educación en valores en preescolar.
5. Trabajo en equipo
Trabajar juntos en una torre de bloques, organizar un juego grupal o realizar una actividad artística en equipo permite que los niños comprendan el valor de colaborar. En este proceso, aprenden a ceder, compartir, coordinarse y valorar los aportes de los demás.
La colaboración también enseña que los logros colectivos son tan importantes como los individuales, y que todos tienen algo valioso que aportar, sin importar sus diferencias. Lo cual ayuda a construir una ciudadanía infantil más consciente de los demás y su valor sustentada en habilidades de convivencia infantil.
6. Responsabilidad individual y colectiva
Desde pequeños, los niños pueden aprender a ser responsables. Esto incluye guardar sus materiales, cuidar sus pertenencias, cumplir con una tarea o ayudar a mantener el salón limpio. Estas acciones promueven la convivencia y ciudadanía en preescolar tanto dentro como fuera del aula.
Cuando un niño comprende que sus acciones afectan a los demás, comienza a desarrollar un sentido de responsabilidad colectiva. Así, la ciudadanía se empieza a practicar desde el aula, con pequeños compromisos diarios.
7. Valoración de la diversidad
En el aula conviven niños de diferentes orígenes, culturas, temperamentos y estilos de aprendizaje. Fomentar la valoración de estas diferencias, en lugar de verlas como obstáculos, ayuda a construir una comunidad más inclusiva y empática.
A través de cuentos, celebraciones, actividades culturales, juegos y diálogos abiertos, los niños pueden aprender que todos somos diferentes y eso nos enriquece. Reconocer la diversidad también previene actitudes discriminatorias desde edades tempranas como parte de la educación en valores en preescolar.

8. Solidaridad y ayuda mutua
Ayudar a un compañero que no sabe cómo usar las tijeras, compartir el pegamento o consolar a alguien que llora son gestos que reflejan solidaridad. En el preescolar, estas acciones deben ser reconocidas y alentadas para que los niños comprendan el valor de ayudar sin esperar algo a cambio y puedan replicarlo dentro de su ciudadanía infantil.
La solidaridad fortalece los lazos entre los niños y crea un ambiente más cálido y humano, donde todos se sienten seguros, acompañados y valorados. Además, de que esto ayuda a germinar la semilla de la solidaridad para que la ejerzan cuando sean adultos.
9. Participación activa y democrática
La participación es una habilidad clave de ciudadanía. Desde el preescolar, los niños pueden aprender a tomar decisiones en grupo, expresar sus opiniones, proponer ideas o votar en asambleas para resolver situaciones del aula.
Aunque parezca simple, este tipo de ejercicios enseña a los pequeños que sus ideas son importantes, que pueden construir soluciones colectivas y que vivir en democracia implica escuchar y respetar también a quienes piensan diferente. Además, estas actividades mejoran las habilidades sociales y de comunicación cruciales en la convivencia escolar en niños.
10. Conciencia ecológica y del entorno
La correcta convivencia y ciudadanía en preescolar también se ejerce cuando cuidamos el lugar donde vivimos. En el aula, los niños pueden aprender a no tirar basura, apagar la luz al salir, reutilizar o cuidar a las plantas y animales.
Fomentar la conciencia ecológica desde la infancia desarrolla en los niños un profundo respeto por la naturaleza y una visión amplia de su papel como ciudadanos del mundo. Así, se convierten en agentes de cambio desde edades tempranas.