En los primeros años de vida, los niños no solo aprenden a contar, leer o escribir, también construyen las bases de su desarrollo emocional.
Durante el preescolar, los adultos, ya sean maestros o padres de familia, se convierten en espejos donde los niños se miran para aprender cómo expresar y regular sus emociones. A esto se le conoce como modelaje emocional de los adultos en preescolar, precisamente de lo que hablaremos a continuación.

¿Qué es el modelaje emocional?
El modelaje emocional es el proceso por el cual los niños observan, interpretan e imitan las expresiones emocionales y conductas de los adultos. Durante este proceso las adoptan como referencia para manejar sus propias emociones. Esto incluye desde cómo reaccionamos ante un contratiempo hasta cómo celebramos un logro o resolvemos una discusión.
Durante preescolar, este modelaje ocurre de forma constante. Un docente que maneja el estrés con calma, que valida las emociones de los niños y que comunica de forma respetuosa, está enseñando mucho más que una lectura o un video.
La importancia del modelaje emocional en preescolar
Durante los 3 a 6 años, el cerebro infantil está en pleno desarrollo, especialmente en áreas relacionadas con el control de impulsos, la empatía y la autorregulación emocional.
En este momento, los niños no cuentan aún con todas las herramientas internas para manejar emociones intensas como la frustración, la ira o la tristeza. Por eso, dependen de los adultos para aprender a reconocer, etiquetar y canalizar lo que sienten a través del modelo emocional de los docentes.
Un buen modelaje emocional:
- Favorece la autorregulación.
- Fomenta la empatía.
- Previene conflictos.
- Refuerza la autoestima.
Estrategias para un modelaje emocional efectivo
Existen estrategias que pueden mejorar el modelaje emocional de los adultos en preescolar. Algunas de las más investigadas por pedagogos actualmente son:
1. Nombrar las emociones en voz alta
Los niños aprenden el lenguaje emocional escuchando a los adultos ponerle palabras a lo que sienten. No basta con decir “estoy bien” o “estoy mal”, es más útil decir: “Me siento frustrado porque el proyecto no salió como esperaba” o “Estoy feliz porque logramos terminar el trabajo”.
Este ejemplo emocional de los adultos no solo amplía su vocabulario, sino que les enseña que expresar emociones es válido y que no hay que esconderlas.
2. Mostrar formas saludables de manejar el estrés
En el aula, los conflictos son inevitables. La diferencia está en cómo el adulto reacciona. Si un docente respira profundo antes de contestar, pide unos segundos para calmarse o propone una pausa, está enseñando una lección práctica de educación socioemocional infantil.
Por ejemplo. Cuando un grupo está inquieto, en lugar de gritar, un maestro puede decir: “Voy a respirar tres veces para calmarme y luego les explico qué haremos”. Ese simple acto enseña a los niños a respirar antes de responder impulsivamente.
3. Validar las emociones de los niños
La validación no significa permitir conductas inadecuadas, sino reconocer que lo que sienten es real. Un adulto que dice: “Entiendo que estés enojado porque querías seguir jugando”, está mostrando empatía y enseñando que las emociones se reconocen antes de responder.
Este paso es clave para evitar que los niños repriman emociones o se sientan incomprendidos. Siendo este, un modelo emocional de los docentes bastante efectivo.
4. Modelar el manejo de errores
Los adultos que admiten sus errores y muestran cómo repararlos ofrecen un ejemplo poderoso. Si un maestro se equivoca al explicar una actividad, puede decir: “Me equivoqué, y eso está bien. Voy a corregirlo para que todos lo entendamos mejor”. Esto enseña humildad, responsabilidad y resiliencia.
En contraste, los adultos que ocultan o minimizan sus errores transmiten que equivocarse es algo vergonzoso, lo cual limita la motivación de los niños a intentar cosas nuevas. Además de que afecta el modelaje emocional de los adultos en preescolar.
5. Practicar la escucha activa
En el modelaje emocional de los adultos en preescolar, no solo se enseña con lo que se dice, sino con cómo se escucha. Hacer contacto visual, asentir y responder de forma reflexiva son señales que los niños captan y luego reproducen en sus interacciones.
Cuando un docente escucha con atención, transmite el mensaje de que cada voz es valiosa, fomentando el respeto mutuo a través del ejemplo emocional de los adultos.

Ejemplos concretos de modelaje emocional en el aula
Para entender mejor el modelaje emocional de los adultos en preescolar, estos son algunos ejemplos comunes de dicha forma de enseñanza:
- Conflicto entre compañeros: En lugar de imponer una solución, el adulto guía el diálogo: “Vamos a escuchar lo que sienten y luego buscaremos juntos una solución”.
- Frustración por una actividad difícil: El docente comparte su propia experiencia: “A mí también me costó aprender a usar las tijeras. Practiqué muchas veces y lo logré”.
- Alegría por un logro grupal: Se celebra con todos: “Estoy muy contenta de ver cómo trabajaron en equipo. Esto me hace sentir orgullosa”.
El papel de las familias en el modelaje emocional
El trabajo en preescolar se mejora cuando las familias refuerzan la educación socioemocional infantil en casa. La coherencia entre lo que los niños ven en el aula y lo que viven en su hogar acelera la internalización de patrones emocionales positivos.
Los padres deben evitar descalificaciones emocionales como “No llores, no es para tanto”. También se recomienda compartir experiencias propias de manejo de emociones, así como practicar el perdón y la gratitud como hábitos constantes.
Obstáculos comunes en el modelaje emocional
Un maestro o padre estresado puede reaccionar de forma impulsiva, sin darse cuenta de que está transmitiendo patrones poco saludables. Además, si el adulto no identifica sus propias emociones, difícilmente podrá modelarlas de manera efectiva.
De igual forma, un equipo escolar sin cohesión emocional difícilmente ofrecerá un modelaje consistente.
Eso sí, incluso las reacciones inadecuadas pueden convertirse en lecciones valiosas si se reconocen y corrigen. Por ejemplo, si un adulto levanta la voz, luego puede decir: “Me enojé y hablé fuerte. No era la mejor manera. La próxima vez, voy a respirar antes de responder”.
Esto enseña a los niños que todos seguimos aprendiendo a gestionar nuestras emociones y que la reparación es parte de las relaciones saludables. Esto permite mejorar el modelaje emocional en el aula con resultados muy satisfactorios.