El pensamiento científico no es exclusivo de los adultos o de las personas de bata blanca. Y es que, desde los primeros años de vida, los niños y niñas manifiestan una curiosidad natural por entender el mundo que los rodea. Un deseo de cuestionar el qué, cómo, cuándo, dónde y por qué de todo.
A través de esa curiosidad natural es que se logra potenciar el aprendizaje. Por ello, entender cómo es que se puede estimular el pensamiento científico en preescolar es muy importante. A continuación, te contaremos qué dicen los expertos sobre esta misión.

¿Qué es el pensamiento científico en preescolar?
El pensamiento científico en educación preescolar se refiere a la capacidad de los niños para observar, formular preguntas, experimentar y reflexionar sobre lo que descubren. Aunque en esta etapa aún no manejan los conceptos complejos de la ciencia formal, sí desarrollan habilidades básicas como:
- Observar con atención.
- Comparar y clasificar objetos.
- Formular preguntas.
- Hacer conjeturas.
- Explorar causas y efectos.
- Buscar explicaciones sencillas.
Estos elementos son la base de la ciencia. Por ejemplo, cuando un niño pregunta por qué el hielo se derrite, ya está poniendo en práctica las bases de la ciencia para niños.
Importancia de fomentar el pensamiento científico desde edades tempranas
Lograr un correcto desarrollo del pensamiento científico en la infancia resulta un factor determinante en la educación inicial. De acuerdo con expertos en pedagogía, estas son algunas razones por las que se debe estimular el pensamiento crítico infantil.
- Desarrolla habilidades cognitivas superiores: Estimula la memoria, la lógica, la concentración, la resolución de problemas y el razonamiento.
- Fomenta la curiosidad y el deseo de aprender: Los niños que tienen libertad para explorar y preguntar se convierten en aprendices activos.
- Promueve el lenguaje: El explicar lo que observan o descubren, enriquecen su vocabulario y mejoran su expresión verbal.
- Refuerza la autonomía y la confianza: Experimentar y obtener respuestas propias fortalece su autoestima.
Estrategias para estimular el pensamiento científico en preescolar
Existen diferentes formas de estimular el pensamiento científico en preescolar. Según nuestra experiencia en Emmi, estas son las que mejor funcionan.
1. Crear un ambiente rico en estímulos
Los espacios deben invitar a la exploración. Materiales como hojas, semillas, piedras, imanes, agua, lupas o frascos transparentes despiertan el interés y permiten la observación. Un rincón de ciencias dentro del aula es ideal para incentivar la curiosidad diaria.
2. Hacer preguntas abiertas
El adulto cumple un papel fundamental al modelar el pensamiento científico en preescolar. En lugar de dar respuestas, es mejor acompañar con preguntas que estimulen el razonamiento del niño.
3. Trabajar con experimentos sencillos
Los experimentos en preescolares son una excelente herramienta. No se trata de resultados espectaculares, sino de experiencias que les permitan observar cambios, transformaciones y reacciones en experimentos preescolares simples y seguros.
4. Fomentar la exploración al aire libre
El entorno natural es una fuente constante de aprendizaje. Paseos y excursiones permiten observar fenómenos reales como el clima, los ciclos de vida, la luz, la sombra o el sonido. Durante estas salidas, se pueden llevar lupas, cuadernos o frascos para recolectar y observar con respeto ciertos elementos de la naturaleza.
5. Utilizar proyectos y metodologías activas
La pedagogía por proyectos es ideal para promover el pensamiento científico, ya que parte del interés del niño, implica investigación, colaboración, uso de distintas fuentes y desarrollo de productos o respuestas.
6. Contar cuentos científicos
Los cuentos también pueden ser una puerta a la ciencia. Existen narrativas que abordan fenómenos naturales de manera sencilla lo que permite combinar el desarrollo lingüístico con el pensamiento crítico infantil.
7. Registrar y reflexionar sobre lo aprendido
El pensamiento científico implica registrar lo que se observa, comparar resultados y sacar conclusiones. En preescolar esto se puede hacer a través de dibujos, esquemas simples, tablas con dibujos, así como ferias de ciencia para niños.
El rol del adulto en el pensamiento científico
Los docentes y adultos cercanos como los padres cumplen un papel esencial. No se trata solo de enseñar, sino de acompañar el asombro y guiar la exploración. Para ello se debe escuchar activamente y validar las ideas de los niños. No se debe corregir de inmediato, sino promover que ellos mismos lleguen a conclusiones.
Para estimular el pensamiento científico en preescolar también se debe incentivar la formulación de preguntas. Para ello se deben brindar herramientas para investigar o experimentar, así como facilitar recursos, espacios y tiempos adecuados.
El adulto debe actuar como mediador, no como fuente absoluta de conocimiento. Su rol es generar el ambiente, orientar el pensamiento y acompañar el proceso. Encaminar la curiosidad para volverla aprendizaje real.

Retos al estimular el pensamiento científico en preescolar
Aunque estimular el pensamiento científico en preescolar también ofrece grandes ventajas. También existen desafíos que es importante tomar en cuenta.
- Tiempo limitado en el currículo: En ocasiones, las actividades científicas se ven desplazadas por otras áreas como lenguaje o matemáticas por motivos de planeación.
- Falta de formación docente: Algunos educadores no se sienten seguros al abordar temas científicos o realizar experimentos por falta de preparación.
- Falta de materiales: No siempre se cuenta con recursos o espacio para actividades científicas, sobre todo, en entornos rurales.
Superar estos retos implica ver la ciencia no como un área aislada, sino como un enfoque transversal que puede estar presente en juegos, cuentos, canciones y rutinas. Y que además, se relaciona con el contexto diario de los niños.
El valor del pensamiento científico en los niños
Estimular el pensamiento científico en preescolar es abrir las puertas al descubrimiento, al asombro y al aprendizaje significativo. No se trata de formar pequeños científicos sino de acompañar a los niños a observar, preguntar, explorar y construir sus propias respuestas. Cuando se les brinda un ambiente propicio y los adultos respetan su proceso, los niños y niñas desarrollan habilidades fundamentales para toda su vida.
Enseñar ciencia en la infancia no es enseñar datos, es enseñar a pensar, a dudar, a buscar y a comprender. Y eso, sin duda, es el primer paso para construir una sociedad más consciente, curiosa y crítica.