La educación está cambiando. Cada vez más escuelas y docentes están dejando atrás modelos tradicionales para dar paso a enfoques más dinámicos, participativos y centrados en el estudiante.
En este contexto, las metodologías activas se han convertido en un eje fundamental para transformar el aula y el aprendizaje. Junto a ello, el rol del docente en metodologías activas también cambió, pero ¿Cómo? Aquí lo exploramos.
¿Qué son las metodologías activas?
Antes de hablar del rol del docente, es importante entrar en contexto. En términos simples, las metodologías activas son estrategias pedagógicas que colocan al estudiante en el centro del proceso de aprendizaje, invitándolo a participar, reflexionar, colaborar, investigar, experimentar y construir su propio conocimiento.
Entre las metodologías activas más comunes se encuentran:
- Aprendizaje basado en proyectos (ABP).
- Aprendizaje basado en problemas (ABP).
- Aprendizaje cooperativo.
- Clase invertida (flipped classroom).
- Gamificación.
- Estaciones de trabajo o centros de aprendizaje.
- Design Thinking aplicado a la educación.
En todas ellas, el protagonismo lo tiene el estudiante. Sin embargo, eso no significa que el docente pierda relevancia, al contrario: su papel se vuelve aún más estratégico.
De transmisor de conocimientos a facilitador del aprendizaje
El cambio de paradigma
Durante décadas, la figura del maestro estuvo asociada al rol de una persona que transmite conocimientos, mientras que el estudiante era visto como receptor pasivo. Con las metodologías activas, este paradigma cambia radicalmente.
Ahora, el docente se convierte en facilitador del aprendizaje, lo que implica que es capaz de diseñar situaciones de aprendizaje retadoras y significativas. También se encarga de promover la participación activa de los estudiantes.
Otro rol del docente en metodologías activas es el apoyo individualizado según las necesidades de cada alumno. Esto para fomentar la reflexión, el pensamiento crítico y la autonomía.
El nuevo perfil del docente activo
El maestro que aplica metodologías activas en la educación preescolar, por ejemplo, necesita desarrollar un conjunto de habilidades y actitudes que van más allá de saber mucho sobre su materia.
Dichas habilidades incluyen la empatía, por ejemplo, para conocer y conectar con sus estudiantes. La creatividad también es fundamental para diseñar actividades de aprendizaje activo atractivas para los pequeños.
También deben ser capaces de adaptarse a distintos ritmos y contextos de aprendizaje, además, de que deben formarse para detectar necesidades y oportunidades en sus alumnos.
Las habilidades tecnológicas, especialmente en estrategias como la clase invertida o la gamificación, son cruciales. Todo esto forma parte del nuevo currículo que deben tener los docentes para adaptarse al aprendizaje activo.

Funciones del docente en el uso de metodologías activas
Entre las funciones que los docentes deben cumplir en este rol del docente en metodologías activas están las siguientes.
Diseñador de experiencias de aprendizaje
En lugar de preparar solo clases, el docente diseña actividades dinámicas, proyectos interdisciplinarios, retos colaborativos y escenarios reales o simulados. Todo con el fin de conectar lo que se aprende en el aula con el mundo exterior y la vida cotidiana.
Mediador y guía del proceso
Durante la actividad, el docente acompaña, guía, motiva y orienta, sin dar todas las respuestas. Su función es más de preguntar que responder, ayudar a que los estudiantes reflexionen, se organicen, gestionen su tiempo y busquen soluciones.
Evaluador con mirada formativa
La evaluación en las metodologías activas no se limita a poner una calificación. El docente observa, analiza, conversa, da retroalimentación constante y ajusta sus estrategias según lo que detecta. También fomenta la autoevaluación, haciendo del proceso una herramienta de aprendizaje.
Promotor de la colaboración
En el aprendizaje activo, el conocimiento se construye en equipo. El docente enseña a sus estudiantes a escuchar, dialogar, debatir, dividir tareas, resolver conflictos y valorar el aporte del otro. Así se fomenta el desarrollo de habilidades socioemocionales clave.
Motivador del pensamiento crítico
El maestro ya no pide solo que se memorice, sino que se analice, se cuestione, se propongan soluciones y se argumente. Las actividades están orientadas a que el estudiante comprenda, relacione, proponga y cree, desarrollando pensamiento de orden superior.

Retos que enfrenta el docente dentro del rol del docente en metodologías activas
Así como el nuevo rol del docente en metodologías activas ofrece beneficios, también tiene grandes retos por sortear. Para muchos docentes, estos son algunos de los más significativos.
Cambiar la mentalidad tradicional
El primer reto muchas veces está en la resistencia al cambio. Los docentes que fueron formados con métodos tradicionales pueden sentirse incómodos al modificar su manera de enseñar. Por eso es fundamental la capacitación y el acompañamiento continuo de los docentes.
Falta de tiempo para la planificación
Diseñar experiencias de aprendizaje activo requiere más tiempo que preparar una clase versus la forma tradicional. Muchos docentes enfrentan sobrecarga de trabajo administrativo, lo cual puede dificultar la innovación y creatividad.
Grupos grandes y heterogéneos
Un obstáculo para el rol del docente en metodologías activas en la educación, sobre todo en la educación pública, son los grupos numerosos . Sin embargo, existen estrategias como el trabajo por estaciones o el trabajo colaborativo, que permiten atender grupos amplios.
Falta de recursos o infraestructura
Por supuesto que la falta de recursos e infraestructura, propios de la brecha de desigualdad educativa a la que se enfrenta México, es un gran obstáculo a sortear. Desde tener poco material hasta carecer de agua, electricidad o aulas decentes sin duda afectan la implementación del rol del docente en metodologías activas.
Hacia una nueva identidad docente
El maestro o maestra que ejerce correctamente el rol del docente en metodologías activas ya no se define solo por lo que sabe, sino por lo que es capaz de provocar en sus estudiantes. Su identidad profesional se construye en la acción, en la interacción, en la capacidad de adaptarse y de conectar con cada alumno.
Esta transformación no ocurre de un día para otro. Requiere tiempo, formación, espacios de colaboración docente y, sobre todo, una profunda convicción. Además, de una profunda reforma educativa como la reforma de 2019 y, por supuesto, una gran inversión en infraestructura, materiales y formación de sus docentes a nivel público y privado.
Preguntas Frecuentes
El docente pasa de ser un transmisor de conocimientos a un facilitador del aprendizaje, diseñando experiencias significativas, guiando procesos y fomentando la participación activa del estudiante.
Diseñar proyectos, mediar el proceso de aprendizaje, evaluar de forma formativa, motivar el pensamiento crítico y promover la colaboración entre estudiantes.
Empatía, creatividad, adaptabilidad, habilidades tecnológicas, pensamiento crítico y capacidad de observación y guía personalizada.
Entre los más comunes están: la resistencia al cambio, la falta de tiempo para planear, los grupos numerosos, y la escasez de recursos e infraestructura.
El docente se redefine como un agente de cambio, que provoca aprendizajes significativos mediante el acompañamiento, la innovación y la conexión con las necesidades reales de sus estudiantes.