
El debate sobre el uso de la tecnología en la educación lleva años en el aire. ¿Debe usarse? ¿Cuándo? ¿Cómo? La realidad es que la tecnología está con los niños desde edades muy tempranas.
Pero eso no significa que debamos saturar las aulas con pantallas, sino integrar la tecnología de forma intencionada, equilibrada y con sentido pedagógico.
Tecnología en preescolar: ¿Aliada o distracción?
La tecnología, por sí sola, no enseña ni educa, solo es una herramienta. Su valor depende de cómo se usa y en qué contexto. En preescolar, la prioridad sigue siendo que los niños jueguen y exploren, interactúen con el mundo, desarrollen habilidades y aprendan activamente.
Aquí, la tecnología entra donde sume, no en donde reemplace. Por ejemplo, facilita compartir ejemplos a través de videos, realizar actividades o mostrar conceptos como fenómenos de luz, sonidos, etc.
Principios para un uso efectivo y pedagógico de la tecnología
Antes de usar tecnología en el salón de clases, vale la pena revisar estos principios:
Pedagogía primero, tecnología después.
No se trata de usar una app porque está de moda, sino porque apoya un aprendizaje claro. Además, de que aporta información de valor y resulta ser relevante para la planeación del profesor.
Uso moderado y acompañado
La tecnología en preescolar no debe ser individual ni prolongada. Siempre debe ir acompañada de interacción entre el grupo y la guía de un docente. Tampoco debe usarse en solitario y sin supervisión.
Interactividad y participación
Lo ideal es que el niño no sea un espectador pasivo, sino que actúe, decida, cree, resuelva usando la tecnología. Es decir, no solo te debes limitar a mostrarles una pantalla sino debes dejar que ellos también experimenten con la misma.
Relación con lo real
Lo que sucede en la pantalla debe tener conexión con el mundo físico, emocional y social del niño. De esta forma evitas que este cree un mundo paralelo o que no corresponda con lo real a través de la tecnología.
¿Qué tipo de tecnología sí tiene sentido en el aula?
Estos son algunos ejemplos de tecnologías que sí que van bien como herramienta de enseñanza en preescolar:
Proyección de imágenes y sonidos para enriquecer temas
Un proyector o pantalla pueden ayudar a acercar a los niños a lugares, sonidos o fenómenos que no pueden vivir directamente en el aula.
Por ejemplo, si están aprendiendo sobre animales marinos, pueden ver un video del fondo del mar mientras juegan con figuras o plastilina. También puedes usar la tecnología para relacionar conceptos como un tren y el sonido de su bocina.
Juegos digitales para reforzar conceptos
Hay juegos diseñados para preescolar que ayudan a reforzar colores, formas, letras o números. Por ejemplo, si estás dando tu clase sobre el ecosistema marino, puedes realizar un juego de adivinar de qué animal se trata con tan solo su silueta.
Al estimular sus sentidos con sonidos, imágenes y experiencias harás que relacionar el concepto teórico con la realidad, sea más sencillo ¡Lo que mejorará su aprendizaje!
Herramientas para crear (no solo consumir)
Los niños pueden usar tecnología para crear contenido como grabar una canción, tomar una foto o realizar un video. También se puede usar, por ejemplo, para crear pinturas sin la necesidad de gastar en papel, colores, etc.
Puedes usar la tecnología, por ejemplo, para crear una película usando tu proyector para la escenografía, unas bocinas para los efectos especiales y una cámara para grabarla.
Lo que la tecnología no debe sustituir
Así como hay actividades en las que la tecnología resulta muy buena para reforzar conceptos y aprendizaje. También hay situaciones donde pasa lo contrario. Estas son algunas de las dinámicas que la tecnología no debe sustituir:
Los juegos.
- El movimiento corporal.
- El uso de materiales reales como pintura, plastilina, papel, cartón o bloques.
- Las conversaciones cara a cara.
- Las experiencias sensoriales y motrices.
La tecnología debe ser una extensión del aprendizaje, no su centro. Tampoco debe sustituir las experiencias reales y la estimulación de los sentidos pues esto podría crear una confusión entre el mundo real y el digital de los niños.